Los afectados de Spanair critican el abandono del monumento
Gaumet Florido / Las Palmas de Gran Canaria
Los familiares de las víctimas del vuelo de Spanair JK5022 están disgustados con el aspecto que presenta el monumento que en honor de los fallecidos se levantó en La Puntilla. El cubo, como se le conoce, huele a orines y se ha convertido en refugio para indigentes y toxicómanos. Critican tanto abandono y piden más respeto.
Viernes, 20 de mayo, una y media de la tarde. El cubo de acero corten Luces en el vacío domina uno de los salientes del paseo que se prolonga desde La Puntilla a El Confital. 154 agujeros practicados en sus lados simbolizan la memoria de los 154 pasajeros de aquel triste vuelo Madrid-Canarias del 20 de agosto de 2008.
Hasta ahí todo normal, casi igual que cuando se inauguró, el mismo día de 2010. El problema aparece cuando uno entra en el monumento, que está abierto por uno de sus lados. Lo que hay poco tiene que ver con un homenaje ni con la simbología que le quisieron dar sus autores, los arquitectos Juan Velázquez e Iván Rodríguez.
Un olor nauseabundo a orines viejos y acumulados echa para atrás. Se hace difícil respirar. Familiares de las víctimas aseguran que ha llegado a sus oídos que incluso este cubo de acero corten está siendo frecuentado por toxicómanos que aprovechan el hueco interior para consumir en plena calle pero a salvo de miradas indiscretas. También está sirviendo de refugio nocturno para indigentes. Todavía ayer yacía en el suelo del monumento un cartón dispuesto a lo largo entre dos de sus lados a modo de improvisado lecho para un sin techo.
Los familiares de las víctimas que se pusieron en contacto con el periódico han mostrado su disgusto por la situación de "abandono" que presenta esta escultura. Alejandro Dieppa, que perdió a su hermana en el vuelo, asegura que el colectivo que los agrupa ha pedido que lo cuiden y lo adecenten y que, sin embargo, hasta ahora no han visto nada.
Dejó claro que para los familiares supone un "agravio" que no se tomen las medidas oportunas para poner remedio al deterioro progresivo que está sufriendo un monumento que para ellos y para el pueblo de Gran Canaria es mucho más que una escultura o una obra de arte instalada en la vía pública. Representa a sus muertos, a sus seres queridos, y por eso exigen "respeto y humanidad".
Para Dieppa, este monumento "se levantó para dignificar a las víctimas y a su pueblo y de esta forma lo que se está haciendo es ofenderlas, a ellas y a los grancanarios". Y le duele especialmente que haya familiares que se estén acercando a verlo y se lo encuentren en ese estado. "Que alguien me explique si es así como se merece honrar a aquellas personas", se lamenta.
Lo cierto es que ayer el cubo estaba solo, sin público, frente al mar. Y sucio, muy sucio. Y lo probable es que el próximo 20 de agosto luzca otra vez limpio. Ese día habrá fotos y habrá políticos y entonces sí importará el cubo.
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