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Esculturas en Gran Canaria

ESCULTURA LA MATERNIDAD

ESCULTURA LA MATERNIDAD

fotografia de: Ana Maria Quesada 

 SITUADA EN AGUIMES, GRAN CANARIA

 OBRA DE LUIS MONTULL

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Imar -

LA MATERNIDAD

La vida se siente en el vientre de una madre,
tras la unión de las semillas que se encuentran
tras el apasionado alarde de dos cuerpos
que se transforman en unidad al amarse.

Al transcurrir de los días que pasan a ser semanas...
La mujer siente los acordes y los compases;
La unión umbilical; ¡El fluir de la sangre!
Al desarrollarse el concebido bebé,
fruto del amor; ¡El fruto carne de su carne!

Miren en este pequeño y poblado jardín;
He aquí una mujer; He aquí una madre
que entre sus brazos protege el que fuera desenlace;
Tras sentir el dolor, tras acabarse el parto...
Tras la buena nueva del sonido del primer llanto.

Al inmenso cielo mira esta madre,
aunque con los ojos perdidos y entrecerrados;
Sumida en un absorto letargo con su bebé entre los brazos;
Símbolo de la protección, ¡Símbolo del amor nato!
Símbolo del incondicional amparo.

Tiene la madre a su niño protegido en su regazo
y siguiendo el ritmo de los latidos de sus corazones...
Ella tararea un canto; Memoria de sus antepados;
El arrorró de esta tierra de palmeras y lagartos.

El niño es de su madre el mismo retrato,
eso nos demuestran sus rasgos:
Su pequeña y ancha nariz,
sus gruesos y perfilados labios...
Herencia de aquellos ancestros
que vivieron hace cientos de años,
en esta isla de mar azul y escarpados barrancos.

Ríe el viento al moldear el pelo rizado
de esta madre de ropaje humilde,
de manos desnudas y pies descalzos,
que porta en brazos su tesoro más preciado;
El niño que gracias a los cielos fue engendrado.

No llora el niño, está callado;
Oye a su madre, oye su canto:
-Arrorró mi niño chico;
Arrorró mi niño amado...
Arrorrorrorró no estés llorando,
que aquí tienes a tu madre
para protegerte de todo lo malo.

Insustituible será una madre,
es más que uña, carne y corazón;
Es la cueva de la vida;
¡Es la cueva de la creación!
Es la cuna de la pasión
que mece a la vida sin otra condición
que engendrar la figura del amor.

Donde haya un dolor o un llanto...
¡Hay heridas clamando ser zurcidas!
En eso es experta una madre
que se basta con sus besos y caricias
para cultivar alegría y sonrisas.

Al volver la vista atrás,
dejando “Panamᔠa la deriva...
He ahí una mujer, he ahí a su hijo;
Símbolo de la maternidad
que no se sirve de causa, razón o motivo.

De la rosa la mejor fragancia,
de una madre la mejor odisea;
La aventura más sublime...
El regalo de vida que del amor se concibe.